[general_mate] A 50 años de La Noche de los Bastones Largos: ¿Qué Universidad queremos construir?

Vie Jul 29 19:50:38 ART 2016

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  A 50 años de La Noche de los Bastones Largos: ¿Qué Universidad queremos construir?
   Esta es la primera de una serie de notas de opinión con las que queremos aportar al debate sobre la historia y la actualidad de nuestra Universidad con el objetivo de pensar sobre distintos ejes qué Universidad queremos construir.  A un mes del golpe de estado con el que comienza la dictadura cívico-militar de Juan Carlos Onganía se disuelve la autonomía y el cogobierno universitario. Las autoridades de las universidades nacionales quedan subordinadas al Poder Ejecutivo Nacional. Ese mismo día, a fuerza de golpes y represión, la Policía Federal interviene la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y otras tres facultades de la UBA. Hoy se cumplen cincuenta años de estos trágicos sucesos y como estudiante creo que la mejor forma de mantenerlos en la memoria es entender en profundidad qué consecuencias tuvieron para la universidad pública y la sociedad en su conjunto. Esto se vuelve aún más importante teniendo en cuenta los diversos ataques que viene sufriendo la Universidad en este último tiempo, siendo el problema presupuestario el más urgente. Porque, si bien debemos defender la educación pública en unidad, también es nuestra tarea construir un proyecto universitario alternativo que pueda hacerle frente al que nos quieren imponer. En mi opinión lo terrible de La Noche de los Bastones Largos no fueron sólo sus altos niveles de violencia física, sino el haber cortado de cuajo un proyecto que se proponía avanzar hacia una universidad de calidad, fuertemente vinculada con las necesidades de nuestro país y de nuestro pueblo. En Exactas, durante los años previos a la dictadura de Onganía, el impulso del Decano Rolando García y de estudiantes y docentes comprometidos con la Facultad permitió sentar las bases para desarrollar ciencia de calidad comprometida con los problemas nacionales. Lejos de lo que se cree popularmente, esa fue una época de intensos conflictos y debates hacia el interior de la Universidad. La comunidad de la Facultad estaba atravesada por profundos debates políticos sobre cuáles eran las tareas que debían desarrollarse y cómo debía ser la vinculación con el resto de la sociedad. Y fueron justamente estos debates los que impulsaron los distintos avances que hoy recordamos de aquella época. Entre otras cosas se aumentó la cantidad de profesores con dedicación exclusiva para hacer tareas de investigación, se fortalecieron los distintos departamentos docentes, y se fundó el Instituto del Cálculo desde el que se creó la primera carrera de computación de la región. Además de esto se generaron los primeros pasos en la divulgación de nuestras carreras hacia estudiantes secundarios y se pusieron en práctica proyectos de innovación en la enseñanza. Estos proyectos tenían por objetivo desarrollar la capacidad de aprendizaje y el espíritu crítico en los nuevos estudiantes. Los avances se nutrian de una clara visión por parte de Rolando García: “El objetivo de nuestra universidad debe ser, en última instancia, contribuir a la transformación que necesita el país.” Es también durante este período que la UBA crea Eudeba, la Editorial Universitaria de Buenos Aires, con el objetivo de difundir el conocimiento y la cultura no sólo entre los universitarios sino entre el público general. A su vez se impulsó fuertemente la extensión universitaria con diversos proyectos, de los que se pueden destacar las prácticas educativas en el “Centro de Desarrollo Integral de Isla Maciel”. Es esa Universidad la que la dictadura decidió intervenir con sus decretos, sus policías y sus bastones. Pero también la dictadura encontró una fuerte complicidad en los sectores más conservadores de la UBA encabezados por el decano de la Facultad de Derecho, que pedían al gobierno la intervención para acabar con la “anarquía” y poner orden. Es así que lamentablemente la Noche de los Bastones Largos perduró más allá del 29 de julio: fue una noche larga que dejó los proyectos transformadores a oscuras bajo el argumento de que “no haya intromisión política en la Universidad”. Y bajo el mismo pretexto se desalojaron los centros de estudiantes que existían en Exactas desarticulando la capacidad de los estudiantes de organizarse y expresar sus ideas.  Siento que hoy los estudiantes tenemos la responsabilidad de continuar esos debates que fueron cercenados. Lejos de pensar que la Universidad no es lugar para el debate político creo que en conjunto todos los que participamos de esta Universidad debemos preguntarnos ¿qué proyecto universitario queremos construir? ¿qué tipo de graduados queremos formar y para qué? ¿de qué manera estamos aportando desde la universidad a resolver los problemas de nuestro pueblo? ¿cómo deben vincularse los desarrollos científicos con la realidad de nuestro país? Debemos tomar como punto de partida que la educación es un derecho y que, en consecuencia, necesitamos una Universidad de calidad y verdaderamente masiva, que asegure el acceso y la permanencia de amplios sectores de la sociedad. Al mismo tiempo tiene que formarnos como sujetos críticos con sensibilidad social y profundamente comprometidos con los problemas de nuestro pueblo. Necesitamos también una pedagogía que fomente la construcción crítica y colectiva del conocimiento donde los estudiantes tengan un rol activo, y no una mera transferencia de contenidos desde el docente hacia los alumnos. Por otro lado, la Universidad tiene que aportar a generar avances científicos y tecnológicos que le permitan al país dejar de depender de intereses extranjeros para poder concentrarse en los problemas locales de nuestro pueblo y lograr una soberanía científico-tecnológica nacional. En palabras del propio Rolando García “la transformación a la cual yo aspiro para mi país consiste, simplemente, en que deje de ser un país dependiente.” Este 29 de julio invito a estudiantes, docentes, y a la comunidad universitaria en su conjunto a generar un debate profundo sobre cuál es la Universidad que queremos, y a tomar un rol activo en el camino hacia ella. Es esa la mejor manera de conmemorar estos cincuenta años de la Noche de los Bastones Largos. Agustín Martinez Suñé @agusemartinez   
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