[general_mate] ¿Ciencia para quién? A propósito del debate sobre extractivismo, “desarrollo” y dependencia. Una respuesta a Diego Hurtado

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Mon Jan 27 17:12:32 -03 2020


Reproducimos a continuación la nota de nuestra compañera Lucía Maffey
como respuesta a la entrevista a Diego Hurtado en Agencia TSS (UNSAM).

Link a la nota en Prensa Obrera:
https://prensaobrera.com/politicas/67260-ciencia-para-quien-a-proposito-del-debate-sobre-extractivismo-desarrollo-y-dependencia

¿Ciencia para quién? A propósito del debate sobre extractivismo,
"desarrollo" y dependencia

En una reciente entrevista con la Agencia TSS de la Universidad de San
Martín [1] Diego Hurtado, miembro de CyT Argentina y flamante secretario
de Planeamiento y Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación del
MinCyT, se explaya respecto a la política científica del actual gobierno
y las perspectivas para el sector. Hurtado comienza trazando algunas
evaluaciones sobre el desmantelamiento del área de Ciencia y Tecnología
durante el macrismo y la pauperización de las condiciones laborales.
Olvida en su análisis que, en este último caso, la política de ajuste
macrista pudo cimentarse rápida y fácilmente sobre la base de la
precarización de la gran mayoría de los trabajadores y trabajadoras del
sector que se arrastraba desde los gobiernos anteriores y que aún hoy el
actual oficialismo se niega a abordar: por caso, la alarmante situación
salarial y de inestabilidad de los trabajadores y trabajadoras
administrativos, la precarización de los más de 12.000 becarios y
becarias, entre otros.

Desarrollismo (?) 2020

La nota desnuda la orientación de la política científica del actual
gobierno. De acuerdo al planteo de Hurtado "En Argentina la ciencia es
potente pero la tecnología es débil" por lo que necesitaríamos
"respuestas tecnológicas que ayuden a escalar capacidad en nuestras
economías regionales y en los sectores industriales con potencial
agroexportador". La explicación para este fenómeno se reduciría al
"alineamiento incondicional como política exterior de gestiones como las
de Menem y Macri [que] presuponen la venta de materias primas con escaso
valor agregado".  Para superar esta "grieta", Hurtado plantea "superar
la pesadilla del péndulo industrialización-desindustrialización,
sostenido por una derecha anacrónica que no quiere que nos desarrollemos
porque solo sabe extraer rentas extraordinarias de los negocios
financieros, que se sostiene sobreexplotando el trabajo argentino y
apropiándose de los recursos naturales". El planteo no es novedoso, sino
que recupera las teorías pseudodesarrollistas de mediados del siglo XX
que planteaban la dicotomía industrialización central/periferia
agroganadera y una respuesta de tipo tecnocrática para la superación del
atraso de países como Argentina. Lo que resulta llamativo no es el
rescate de planteos que han sido ampliamente refutados por el marxismo y
por la historia misma, sino la franca contradicción con los lineamientos
político-económicos del gobierno que él mismo integra.

El programa económico actual

Los actuales ejes para la "recuperación económica" plantean el
reforzamiento de, por un lado, el modelo agroexportador, con el esquema
de cultivos transgénicos-agrotóxicos, avance de la frontera agrícola y
superexplotación de los trabajadores y trabajadoras rurales. Por otro
lado, una profundización de la explotación primaria de los recursos
naturales, particularmente de la megaminería y de los hidrocarburos con
eje en Vaca Muerta. En ambos casos, se trata de actividades económicas
con nula generación de valor agregado, con capitales mayoritariamente
extranjeros y con brutales consecuencias socioambientales. Esto, en un
esquema de sostenimiento del pago de la deuda externa usurera y de
facilidades para la fuga de capitales (giro de divisas a las casas
matrices).

Es al servicio de estos negocios, que poco tienen que ver con la
"liberación económica nacional", que se pretende seguir colocando a la
investigación pública en Argentina, un planteo tampoco novedoso. La
profundización de la mercantilización de la ciencia y los vínculos con
el "sector productivo" ha sido una constante de la gestión de pasada de
Lino Barañao, determinando la injerencia de las empresas en qué se
investiga y la cesión de desarrollos financiados con presupuesto público
al ámbito privado (la semilla de girasol resistente a sequía de la
Universidad del Litoral a Bioceres, entre tantos otros).

El extractivismo como fatalidad nacional

Pero Hurtado va más lejos. Consultado sobre "el problema del
extractivismo" explica que la crítica a la actual situación
socioambiental estaría reducida a "una izquierda académica, rigurosa, un
poco idealista" a la que le reconoce "habernos empujado a enfrentar
algunas de nuestras debilidades con relación al problema de la
sustentabilidad del desarrollo y la justicia ambiental". Para zanjar el
debate antes de iniciarlo, Hurtado explica que "escribir libros sobre
los desastres socioambientales del capitalismo es imprescindible, pero
cuando te toca gobernar en un país en desarrollo los libros no
alcanzan". Así, el sostenimiento de una política consciente de
concentración de la tierra, saqueo de los recursos naturales y
destrucción socioambiental pasa a ser una consecuencia inevitable de
nuestro lugar como país "periférico", sin ninguna responsabilidad
política. Brilla por su ausencia un mínimo análisis histórico de los
resultados de estas mismas políticas que se vienen aplicando desde hace
más de 200 años donde la promesa del desarrollo dejó tras de sí
territorios arrasados y pueblos empobrecidos.

Monsanto vs la burguesía nacional

Este problema histórico se resolvería reemplazando a los monopolios
multinacionales por la burguesía nacional: "No se trata de sí o no a la
minería, a la energía nuclear, al fracking o a los transgénicos. Una
cosa es Monsanto y otra bien diferente son las semillas desarrolladas
con conocimiento argentino". Esta afirmación falaz parte de considerar a
la burguesía nacional como un actor independiente del capital financiero
internacional y los grandes monopolios, cuando el vínculo entre estos
sectores es una constante de la historia Argentina. Por otra parte,
¿Serían distintos entonces los casos de cáncer y malformaciones
congénitas en las zonas fumigadas si el glifosato fuera rociado sobre
soja transgénica de origen nacional? ¿Se reducirían las consecuencias
del fracking en Vaca Muerta con YPF? ¿Resultaría menos dañino dinamitar
la cordillera o la meseta patagónica para aplicar la megaminería
nacional? Curiosa omisión la de Hurtado cuando evita mencionar que estas
técnicas se encuentran prohibidas en muchos países que él denomina
centrales.

Vamos por una ciencia al servicio del pueblo, no de las corporaciones y
el extractivismo

Las consecuencias brutales de esta verdadera política de Estado que
trasciende gobiernos han generado que cada vez más el pueblo argentino
le diga basta al extractivismo y al genocidio socioambiental. Las
masivas movilizaciones en Mendoza contra la modificación de la Ley 7.722
para habilitar el uso de cianuro y otros contaminantes, la organización
de los pueblos fumigados, las marchas en el sur contra la megaminería,
la explosión del movimiento juvenil contra el cambio climático, son sólo
algunas expresiones de un movimiento que muestra el nivel de consciencia
y organización que se ha profundizado en el último tiempo y que tiene
alcance mundial.

Haciendo uso del macartismo clásico del peronismo, Hurtado pretende
reducir estos movimientos masivos a una "izquierda académica". Esta
falacia se le vuelve en contra en por lo menos dos aspectos. En primer
lugar, porque termina evidenciando que es efectivamente la izquierda el
único bloque que se ha opuesto a estas políticas con independencia del
gobierno de turno tanto en las calles como en el Congreso y las
Legislaturas provinciales. En segundo lugar, porque quienes denunciamos
desde el interior del sistema científico la subordinación de la ciencia
a estos intereses lejos estamos de encontrarnos encerrados en una
burbuja académica. Somos parte de los movimientos populares que luchan
en las calles y en los lugares de estudio y de trabajo contra el
extractivismo. No somos nosotres quienes nos ocultamos detrás de
argumentos tecnocráticos y academicistas para disfrazar las
consecuencias concretas de la aplicación del fracking o los agrotóxicos.
Conocemos de primera mano y sentimos en la piel cómo viven los pueblos
estos flagelos. Luchamos por otra forma de hacer ciencia porque luchamos
por cambiar de base este sistema social que nada tiene que ofrecerle a
los pueblos y los trabajadores y trabajadoras.

[1]
http://www.unsam.edu.ar/tss/diego-hurtado-en-la-argentina-la-ciencia-es-potente-pero-la-tecnologia-es-debil/

-- 
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