[Todos] Nuevos hechos sobre la problemática ambiental de la Facultad

[Lista Unidad]

El domingo 29 de febrero se emitió en el programa “La
Cornisa” un informe sobre la situación de higiene y
seguridad ambiental de la Facultad. Este tema ya había
trascendido públicamente con una nota en Página12 el
30 de Mayo de 2003 y con el programa “Huella digital”
de Canal 7 a fines de octubre.

Desde la productora de “La Cornisa” nos contactaron
días antes del programa interesados en conocer las
inquietudes de los estudiantes sobre este tema. En ese
sentido, fuimos al programa para contar lo que
padecemos los estudiantes a diario en los
laboratorios: campanas que no funcionan o funcionan
defectuosamente, dolores de cabeza, irritaciones en
los ojos, problemas respiratorios, etc. Fuimos también
para reiterar lo que venimos diciendo desde hace un
año: que es necesario investigar este tema a fondo con
el seguimiento de una comisión cuatripartita
(estudiantes, graduados, docentes y no docentes),
realizar un estudio epidemiológico, y destinar los
fondos necesarios para solucionar los problemas de
infraestructura.

El lunes 1 de marzo, antes de la sesión de Consejo
Directivo fuimos a hablar con el decano para
reiterarle nuestra preocupación. En esta reunión le
expresamos que, habiéndose difundido públicamente este
problema, estábamos en condiciones de exigir desde la
Facultad, al rectorado y al gobierno nacional, una
partida presupuestaria de emergencia. Y a la vez, que
él, como autoridad máxima de la facultad, debía ser el
primero en realizar este reclamo. El decano aceptó
realizar un presupuesto para el arreglo de las
campanas y para que todos los estudiantes cuenten con
los materiales de laboratorio necesarios para trabajar
con las condiciones de seguridad apropiadas.

Un rato más tarde, en la sesión del Consejo Directivo,
las autoridades giraron 180 grados con respecto a las
declaraciones del decano en la reunión previa.
Retomaron la posición que vienen teniendo desde el año
pasado: minimizar el problema o sostener que, de
existir, es cultural (malas prácticas de algunos
docentes e investigadores). Siguieron negando el
problema de fondo: el problema
estructural-presupuestario que viene desde hace varios
años. Además, presentaron una resolución que le
encomienda al decano iniciar acciones legales que
pudieran corresponder por los dichos emitidos en el
informe televisivo.

Después de esa sesión del Consejo Directivo empezamos
a pegar cartelitos haciendo públicas las preguntas que
muchos estudiantes nos hacemos sobre este tema. Pero
misteriosamente los cartelitos desaparecían
inmediatamente en el Pabellón II. El jueves a la noche
descubrimos con asombro que el secretario de
investigación adjunto Roberto Etchenique y la
subsecretaria académica adjunta Vera Brudny estaban
personalmente arrancándolos de todos lados. ¿Por qué
las autoridades arrancan las preguntas en lugar de
contestarlas? Frente a la existencia de problemas, la
peor actitud es cerrar los ojos, por la razón que sea.
Peor aún, atacar a los que los señalan, con censura o
amenazas de acciones legales.

Los casos de cáncer en el Pabellón de Industrias
existen. Los casos de cáncer, de esterilidad y
nacimientos con malformaciones en el Pabellón II
existen. Que el 70 % de las campanas no funcionan o
funcionan defectuosa-mente, es un hecho reconocido por
las autoridades. ¿Cómo pueden asegurar sin realizar un
estudio epidemiológico que el ambiente del pabellón II
es “muy bueno”? 

Lo que no aceptamos es que las autoridades den por
cerrado este tema. Que se siga negando la crisis de
infraestructura provocada por años de ahogo
presupuestario. El problema ambiental es una de las
graves consecuencias de la falta de presupuesto, junto
con los salarios de miseria, los subsidios irrisorios,
la falta de un proyecto nacional de ciencia y técnica
para el desarrollo independiente.  
Es falso que defender la universidad pública es no
hacer públicos los problemas de la universidad. Hay
que reconocerlos y dar la batalla que sea necesaria
para solucionarlos.

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Nota Página 12 -- 30/05/03
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Aires de inquietud en los pasillos de Ciencias Exactas


La facultad de la UBA está analizando las condiciones
del medio ambiente interno. Preocupación de
investigadores y alumnos.

Por Javier Lorca

Docentes, investigadores y estudiantes de la Facultad
de Ciencias Exactas (UBA) están preocupados por la
calidad del aire que respiran. La inquietud por las
condiciones ambientales emana de dos sectores de la
facultad asentada en Ciudad Universitaria: el Pabellón
II y el Pabellón de Industrias. El temor reside en la
posible contaminación originada en un droguero y un
laboratorio, en los que se trabaja con sustancias
tóxicas. El decano Pablo Jacovkis dijo a Página/12 que
“la comunidad de la facultad no está ante un riesgo
grave, de una catástrofe. Aunque es necesario realizar
muchas mejoras para alcanzar los estándares de
seguridad ideales”.
Dentro del Pabellón de Industrias, la inquietud se
centra en un laboratorio de micotoxinas y
micotoxicosis. A principios de marzo pasado, los
directores de los departamentos de Ingeniería Química
y de Industrias, con sede en ese pabellón, pidieron
una inspección de seguridad e higiene, preocupados por
las condiciones del ambiente de trabajo. Pocos días
después, la cuestión se agravó cuando una integrante
de la carrera de personal de apoyo del Conicet, con
lugar de trabajo en el Pabellón de Industrias, elevó
una carta donde detalló los casos de seis personas que
trabajaban en el área y que, en los últimos años,
sufrieron diversas patologías. Además de señalar
ciertos peligros de contaminación y mala ventilación,
la carta advierte sobre el carácter cancerígeno de las
micotoxinas. “La razonable hipótesis de que las
enfermedades relatadas puedan tener un patrón común en
las micotoxinas surge del hecho de que la frecuencia
de cánceres en las personas vinculadas a los
laboratorios de micotoxinas... excede ampliamente el
valor medio esperable de cánceres en una población y
hace presumir un factor ambiental.”
Según explicó el decano en un informe público, la
facultad pidió la asesoría de diversos expertos (del
INTA, INTI, el Ministerio de Salud, la propia UBA) y
en los próximos días se recibirán los resultados de
una evaluación externa sobre el ambiente del Pabellón
de Industrias. El informe del decano anticipa que “los
expertos consultados consideran que no existen riesgos
inmediatos para la salud, por lo cual las actividades
que se realizan en ese pabellón se pueden seguir
desarrollando normalmente”.
El otro foco de conflicto proviene del Pabellón II.
Desde el Laboratorio de Ecología Ambiental y Regional,
el docente e investigador Fabio Kalesnik investigó la
situación ambiental. “Hace seis años que en el sector
sudoeste del 4º piso hay olores químicos muy fuertes.
Recién este año el Servicio de Seguridad e Higiene de
la facultad detectó una conexión incorrecta entre un
droguero del Departamento de Química Orgánica, que
está en el 3er. piso, y un baño de damas del 4º. Por
un caño de ventilación se estaban desparramando por
todo el piso gases de un droguero donde hay sustancias
cancerígenas y neurotóxicas. Estuvimos sometidos a un
riesgo muy serio.” Mediante una carta enviada esta
semana al decano, reclamó la colocación de
analizadores de calidad de aire y la realización de un
estudio de medicina laboral a todo el personal del
pabellón. 
Jacovkis admitió que “había olores perniciosos, porque
no estaba funcionando un extractor de aire. Eso se
reparó y la situación mejoró, pero la solución
definitiva será la construcción de un droguero común,
que va a funcionar en la planta baja, un lugar más
seguro y más aireado. El proyecto ya está terminado y
sólo falta hacer la licitación”.
También la FUBA anunció que hoy se presentará ante las
autoridades de Exactas para iniciar una campaña contra
“las pésimas condiciones ambientales en que
desarrollan su actividad cotidiana estudiantes,
docentes y no docentes”. Mientras, la Asociación
Gremial Docente (AGD) se sumó al pedido de un
monitoreo ambiental y un estudio epidemiológico.
“Estamos preparando una denuncia contra la ART de la
universidad (Provincia) para que se responsabilice de
la situación y garantice mejores condiciones
laborales”, dijo el dirigente gremial Rafael González,
ante la consulta de este diario.
“Es razonable que la gente se preocupe y lo celebro
–dijo Jacovkis–. Estamos trabajando para mejorar las
condiciones ambientales y de seguridad. Pero no sólo
enfrentamos carencias presupuestarias, sino también la
propia cultura de la comunidad universitaria. Hay
zonas sucias porque la gente tira desperdicios. Y
también hay que cambiar malas prácticas, como comer o
cocinar en los laboratorios. Lo bueno de todo esto es
que provocó una mayor concientización respecto del
hábitat.”


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